¿Esclavos del móvil?

El teléfono móvil conectado a Internet, el smartphone, es la tecnología cuyo uso se ha extendido de forma más rápida en la humanidad.

En apenas 5 años en los países desarrollados se ha alcanzado un 50% de usuarios de smartphone entre la población. Para alcanzar ese 50% de población usuaria en USA, fueron necesarios 60 años en el caso de la electricidad, 75 años con el teléfono fijo, 35 años para la televisión en color y 25 años para el ordenador personal (PC).

Las cifras en España son llamativas: el 85% de los teléfonos móviles son smartphone. Hay 22 millones de personas que acceden a Internet con el móvil,  23 millones usan aplicaciones de móvil para mensajería y otras funciones (apps).

Basta con observar el comportamiento de las personas en el transporte público, en salas de espera, cafeterías y reuniones para darse cuenta de la presencia y uso continuo de móviles y tabletas.

Inicialmente los móviles se usaban para llamadas de voz y mensajes cortos esporádicos (los SMS). Poco a poco se generalizó su uso como cámara de fotos, como reloj y para juegos sencillos.

El acceso a Internet o aplicaciones en la red era insignificante hasta la aparición del iPhone en 2007. Desde entonces, la facilidad y potencia, así como la velocidad de acceso de los smartphone ha crecido exponencialmente. Los usuarios hemos adoptado el teléfono móvil con alborozo y muchos llegamos a pensar que no podemos vivir sin él.

Se ha descrito el síndrome de la “nomofobia” como el pánico a estar alejado del teléfono móvil o a no poder usarlo por cualquier causa. Estudios médicos apuntan que hay más de un 50% de usuarios que sufren ese miedo y que hasta una cuarta parte de ellos desarrollan conductas adictivas, con mayor incidencia en adolescentes.

Sin llegar a caer en enfermedades, lo cierto es que la combinación de Internet y teléfonos móviles en una vida de conexión 24 horas x 7 días cada semana, está modificando nuestras funciones cognitivas y nuestros comportamientos sociales.

¿Nos hemos convertido en esclavos del móvil?

Usos y lugares

Los usuarios de smartphone lo hacen durante una media de 195 minutos al día y desde todo tipo de lugares públicos y privados (¡incluso en los sitios más privados! seguro que me entiende, querido lector).LP esclavos movil foto

Las aplicaciones más habituales son las de mensajería instantánea (como Whatsapp, mayoritario en España, y otras como Line o Telegram). Este tipo de comunicación ya tiene un verbo y un nombre propio: “wasap”.

Entre los más jóvenes abunda el uso de redes sociales: Facebook, Instagram, Snapchat y Twitter. Esta última tiene también uso intenso en adultos, en especial los de perfil periodístico o político. El correo electrónico móvil es común en adultos y en entornos profesionales.

Los juegos son aplicaciones que predominan en los adolescentes. Los mapas electrónicos (como Google Maps) tienen un uso intenso y creciente, utilizados para orientarse y seguir una ruta y también en combinación con otras aplicaciones de búsqueda de comercios, hostelería o atracciones turísticas.

Cabe mencionar además, las aplicaciones de agenda y gestión de horarios, sin olvidar las aplicaciones específicas de las empresas para acceso a sus bases de datos internas.

Abundan las apps de lectura de noticias, bien para un medio de comunicación concreto o las que combinan varias fuentes en una revista virtual a la medida del usuario. También la visualización de vídeos que llegan vía aplicaciones o los que buscamos en sitios como Youtube.

La banca y el comercio electrónicos están creciendo en accesos. Inicialmente los usuarios se limitan a consultas y poco a poco van incluyendo pagos y transacciones.

El pago con el teléfono móvil es la nueva frontera digital que probablemente se supere porque grandes empresas tecnológicas (Apple, Google), junto con bancos y entidades de crédito, han alcanzado acuerdos y están poniendo desarrollos y recursos en lograrlo.

Y por supuesto la navegación web, la consulta a páginas de todo tipo, es un fenómeno predominante hasta el punto que los accesos desde móviles y tabletas ya ha superado  a los realizados desde ordenadores.

Buenas prácticas

La dependencia de las tecnologías es connatural al ser humano. Dependemos de la electricidad, de la radio y de la televisión. Actualmente no nos consideramos esclavos de esas tecnologías.

Pero la extremada rapidez en la extensión del uso de los smartphone es algo tan distinto que no nos ha permitido adaptarnos de forma gradual y homogénea. Además las posibilidades de uso se multiplican, con lo que la adaptación se complica.

Así pues, desde estas líneas aporto unos consejos básicos:

  1. Evitar absolutamente su uso mientras se conduce: el peligro es real.
  2. Atención al uso en la calle: mejor hacerlo parados y nunca cruzando una calle, aunque sea con semáforo en verde.
  3. En las reuniones personales una buena práctica es dejar el teléfono móvil desconectado o como mínimo en silencio. La comunicación directa, con palabras y lenguaje corporal es mucho más rica e intensa. Puede usarse el móvil en un momento concreto para mostrar unas fotos o hacer una consulta que forma parte de la conversación. Si el uso del móvil va a interrumpir en vez de reforzar la conversación, evitémoslo.
  4. En las reuniones profesionales apliquemos también estas buenas prácticas. El uso de una tableta para llevar documentación o tomar notas es algo práctico que se ha extendido, pero evitemos también que la tecnología se interponga en la comunicación.

El mejor consejo, síntesis de las buenas prácticas, es que debemos utilizar los smartphones para mejorar y reforzar la comunicación y  fuentes de información, pero que debemos ser conscientes del peligro de su uso abusivo. El abuso produce lo contrario al objetivo deseado y empeora ambas, tanto la comunicación como la información.

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Artículo publicado en Las Provincias domingo 21 junio 2015

LP esclavos movil

Poder digital

Este artículo es no apto para personas nacidas después de 1980. Si usted tiene menos de 35 años no siga leyendo.

Vamos a compartir aquí algunas claves de los “millennials”, de la generación de jóvenes que hoy tienen entre 18 y 34 años, que ya han alcanzado la plenitud de derechos y que pronto tomarán al 100% las riendas.

En 2025 esa generación representará el 50% de la población laboral y en países jóvenes como USA esa proporción será del 75%.

Los queremos tener como clientes, como empleados en las empresas, como líderes de proyectos innovadores. Los necesitamos, pero recelamos de ellos.

La tecnología es algo determinante en sus vidas. Es uno de los elementos clave que conforma su carácter y su experiencia.

Muchos adultos piensan sobre ellos que, al menos los de occidente, son una generación malcriada: listos y muy preparados pero impacientes y apoltronados por la prosperidad en la que crecieron.

Creo que están muy equivocados quienes proclaman que son una generación perdida. Quienes así se manifiestan son los mismos que también se sorprenden por las preferencias de personas de esas edades que tienen confianza en fenómenos “populistas”, como ese partido revelación del que todos hablan y que comienza por “P”.

No voy a escribir aquí de política, ya que hay muchos y mejores escritores en estas páginas que saben de eso. Mi especialidad es otra.

Tecnología y “millennials”LP proder digital imagen

Esta generación usa la tecnología digital como algo natural, intrínseco a su forma de comunicar, de informarse y de pensar.

Algunos datos significativos, extraídos de un interesante estudio de Telefónica Global hecho en 27 países significativos de todos los continentes (datos 2013):

El 76% tiene un smartphone. En Europa es el 79%, África y Medio Oriente 72%, Asia 83%

  • Están una media de 6 horas / día conectados a Internet
  • Para credibilidad de noticias confían un 45% en Internet, un 36% en TV y un 15% en prensa impresa.
  • Para noticias actualizadas la confianza es de un 54% en Internet, 34% TV y 8% prensa impresa.
  • Piensan que sus gobiernos no representan sus valores y creencias. Este sentimiento es especialmente fuerte en Europa (65%) con España (79%) e Italia (87%) a la cabeza.
  • Una media global del 36% cree que la tecnología es el campo de conocimiento más importante para su futuro éxito personal, destacando Asia (44%) por arriba y Europa occidental por abajo con sólo un 23%

Con ellos la irrupción de lo digital en todos los aspectos de la vida es imparable. Hablamos no solo de información y entretenimiento. Lo digital está también en las compras de viajes, ropa, electrónica, transporte urbano y muy pronto tendrá un fuerte impacto en la comida y los cosméticos.

La confianza digital

Una de las cosas que distingue a los jóvenes de esa generación es la forma en que construyen y mantienen la confianza.

Es difícil convencerles de la fiabilidad de los estamentos clásicos de nuestro sistema establecido cuando están presenciando los rescates de bancos tras las tropelías hechas en las cajas. O cuando perciben que los corruptos de guante blanco y los de que gozan de un aforamiento protector, casi siempre salen de “rositas” y muy raramente son condenados. Y menos aún entran en la cárcel.

Han construido una nueva red de confianza basada en aplicaciones digitales más densa y enriquecida. Una red en la que se presentan con su personalidad real, nada de anonimatos. Donde muestran sus gustos, ilusiones y también sus causas. Donde se puede contrastar una trayectoria y una coherencia (o la falta de ella) y por ello las personas que transitan esas redes van aprendiendo a distinguir.

Esas relaciones digitales a menudo se validan con encuentros cara a cara, en transacciones en persona, a las que se llega cuando ya se han contrastado previamente las identidades digitales y se han pasado los filtros que cada uno quiera establecer.

Los jóvenes comparten alojamientos, coches, motos, equipamientos profesionales, cuidado de mascotas en redes como  Airbnb, Blablabla, Relayrides, DigVacay,…

La propiedad digital

Otro hecho significativo en esta generación de “millennials” es su concepto de la propiedad de los bienes duraderos. O más bien deberíamos decir su concepto de la “no propiedad”.

El valor de las viviendas y la tendencia a liberar las ciudades del tráfico de coches particulares provoca que no sea conveniente, y en muchos casos ni tan siquiera posible, el tener una casa o un coche en propiedad.

Si se tiene la propiedad de estos bienes, se comparten para poder obtener unos ingresos adicionales que permitan disfrutarlos cuando no están en uso por otros.

Esta tendencia cambiará sin lugar a dudas el mercado inmobiliario y el de los automóviles. Empresas como Avis y Daimler ya lo están haciendo.

De modo que es posible, es necesario, es deseable entender y atender a esta generación. Son nuestros clientes, nuestros empleados, nuestros colaboradores (y en algunos casos nuestros hijos).

Si ha llegado leyendo hasta aquí espero que le haya sido de alguna utilidad. Estamos ya a mitad del verano y es un tiempo propicio para la reflexión sosegada. He pretendido contribuir a ello con estas líneas. Feliz verano y feliz semana.

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Artículo publicado en Las Provincias el domingo 27 de julio 2014

LP Poder Digital

El nuevo trabajo

Sufrimos en España terribles niveles de desempleo, abundancia de EREs y de cierres de empresas y quizá pueda parecer un atrevimiento el escribir sobre los nuevos modelos de trabajo en las páginas de opinión dominicales de un amable diario como es LAS PROVINCIAS.

Hace dos semanas escribí desde estas mismas páginas sobre “la nueva industria” (http://j.mp/nueindu) y las ideas que apuntaba ahí parece que han sido bien recibidas: gracias por su benevolencia, querido lector.

Los nuevos trabajos ya no serán nunca más como eran los “clásicos trabajos” de una economía organizada en industria y servicios. Olvídese de entrar a trabajar en una empresa o entidad con la idea de estar allí para toda la vida y si aún conserva un trabajo así, felicítese por ello y vaya haciéndose a la idea que ese modelo tiene los días contados.

Esta realidad, que para muchas personas puede parecer muy cruda, no resulta nueva en absoluto para personas que hayan trabajado en sectores tecnológicos en los últimos 20 años. Tampoco resulta nada nueva para los menores de 35 años con trabajos en cualquier otro sector.

Hay quien lo llama “precariedad laboral”. Es mejor pensar que es simplemente el “nuevo trabajo”. Uno puede elegir el lamentarse y añorar tiempos pasados echando la culpa al capitalismo, a la globalización y la economía consumista. El duelo ante una pérdida o deterioro del trabajo hay que pasarlo, es una etapa inevitable de sufrimiento que se interioriza y se puede curar, pero una vez superado, hay que ponerse en marcha. Pensemos en primer lugar que en parte, esa precariedad que sufrimos como trabajadores se deriva de nuestras propias actitudes como consumidores y usuarios, papel en el que somos cada vez más exigentes en calidad, servicio y precio.

El “nuevo trabajo” lo modela uno mismo durante toda la vida. Desde los estudios primarios a las etapas de post-jubilación. Nadie mejor que uno mismo para ocuparse de aprovechar al máximo la formación y la experiencia. Cada etapa de formación y de trabajo nos ayuda a adquirir conocimientos y aptitudes que pueden ser de utilidad. Recomiendo ver el vídeo de Steve Jobs “connecting the dots” en la universidad de Stanford. Es muy ilustrativo e inspirador.

El estar actualizado en técnicas, tecnologías y habilidades es responsabilidad de uno mismo. Las empresas pueden (y deben) ofrecernos facilidades. Las universidades y centros de formación pueden brindarnos orientación. Pero los verdaderos responsables somos nosotros mismos.

Apunto algunas ideas al respecto que pueden ser de utilidad:
-Hay que mantener siempre actualizado el curriculum, guardando de forma sistemática los datos y documentos que acrediten nuestros logros y experiencias.
-Hay que mantenerse al día en las tendencias y tecnologías relacionadas con los productos y procesos de nuestra profesión.
-Al menos dos veces al año dedicaremos un tiempo a revisar nuestra “empleabilidad” y potencial valor en el mercado laboral, bien por cuenta propia o ajena.
-Dedicar tiempo a mejorar nuestras habilidades de comunicación oral y escrita, en español y en otros idiomas: los españoles en general tenemos ahí dos puntos débiles: comunicación e idiomas. Explicar con claridad lo que hacemos es imprescindible dentro y fuera de las empresas. Y poder comunicarnos con fluidez en otras lenguas, en el mundo global actual amplía nuestro potencial campo de trabajo.
-Acceder a Internet de una manera sistematizada: el acceso a Internet es hoy una de las habilidades básicas, no solo para aprender y mantenerse al día, sino también para estar “visible” en el mercado laboral y comercial.
-Debemos desarrollar una “identidad digital”: todos tenemos una identidad social más o menos desarrollada. Las redes sociales profesionales son una realidad. Una presencia moderada, prudente y veraz en ellas es hoy en día imprescindible en la mayoría de las profesiones. En estas redes, personas que nos conocen pueden dar referencias profesionales sobre nosotros.

La buena noticia es que muchas de estas cosas que he citado las podemos conseguir de forma sencilla y gratuita en Internet: desde informaciones de mercado a tutorías de tecnologías y, por supuesto, idiomas. Conozco personas que han avanzado notablemente en el aprendizaje de alemán únicamente con recursos de bajo coste en Internet y a otras que se inician con el chino usando aplicaciones en el móvil.

En lo relativo a habilidades, el mercado aprecia muy positivamente el espíritu innovador y emprendedor, dentro y fuera de las empresas. Porque las empresas establecidas necesitan ser emprendedoras e innovadoras para continuar siendo líderes: seleccionan personas con estos perfiles, organizan programas para incentivar y premiar las ideas, mantienen intercambios con estancias de profesionales en laboratorios, etc…

En Valencia y resto de España, no andamos escasos en creatividad e impulso emprendedor con brillantes realizaciones y notable capacidad de improvisación. Pero el emprendimiento que perdura requiere bastante más. Afortunadamente abundan las iniciativas para mejorar lo que nos falta y conseguir que cada vez haya más jóvenes emprendedores que creen empleo sin esperar que otros lo creen para ellos: hay que destacar el nuevo grado de ADE Emprendedores de la escuela de negocios EDEM que echa a andar este nuevo curso, confío que se convierta en un vivero de nuevas ideas empresariales y que éstas den fruto.

Hace dos semanas compartía ideas sobre la nueva industria en el artículo mencionado al comienzo. Esas nuevas industrias abren nuevas oportunidades de trabajo: apuntaba la aparición de empresas híbridas de industria y servicios, o de agricultura e industria o de servicios y agricultura.

Nuevas tecnologías de fabricación permiten mantener empresas y empleo en países desarrollados. Ejemplos son la generalización del uso robots, la inteligencia artificial, la personalización mediante programación de dispositivos y las impresoras en tres dimensiones capaces de producir piezas mecánicas complejas con costes muy reducidos.

Hay futuro en los nuevos trabajos. Feliz final del verano.

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Artículo publicado en Las Provincias el domingo 26 de agosto de 2012