Se ha celebrado esta semana en Barcelona la Feria Mundial de móviles, el Mobile World Congress MWC, que se considera el evento tecnológico más importante del año.
Con el lema “Mobile is everything” se traslada la idea de que la movilidad está en todo y que todo es móvil. Con 2.200 expositores y más de 100.000 visitantes de 204 países, se trata verdaderamente de un evento en el que se marcan las tendencias tecnológicas del año.
Teléfonos móviles
Los protagonistas clásicos de una feria de móviles son los terminales, que hace unos años denominábamos simplemente teléfonos. Aún siguen existiendo los teléfonos tradicionales sin acceso a Internet a los que en el sector profesional se les denomina “feature phones”, pero los que ahora predominan son los “smartphones”, teléfonos inteligentes con acceso a Internet. Los teléfonos tradicionales se venden sobre todo en países en desarrollo, si bien también allí también ha crecido la proporción de smartphones. En 2015 por primera vez, el número de smartphones vendidos, más de 1.400 millones, ha superado al de teléfonos tradicionales. Y esta tendencia tiende a crecer. Se estima que en 2016 el 75% de los móviles vendidos serán smartphones.
En 2015 las ventas globales de terminales móviles han sufrido un estancamiento provocado en parte por la ralentización del crecimiento en China y por un ligero retroceso en Europa y USA.
Lo que sigue aumentando exponencialmente ha sido la utilización de los smartphones para uso de Internet y aplicaciones: el tráfico de datos móviles ha crecido un 74% en sólo un año.
Más allá de los móviles: vida conectada
La proliferación de sensores de todo tipo y su miniaturización aportan inteligencia a casi cualquier cosa. Los relojes inteligentes y pulseras de actividad física son las estrellas en la tecnología ponible, los “wearables”, y se han dejado ver en esta feria, aunque con menor énfasis que el año pasado.
La novedad que sí que ha brillado con una importancia creciente es la de los sensores en las “cosas” de las ciudades, de los edificios o del campo y la comunicación de estos sensores mediante algún tipo de red para recoger las mediciones o permitir acciones remotas. Es lo que se llama Internet de las cosas (sus siglas en inglés son IoT).
Del ecosistema alrededor del Internet de las cosas se han presentado muchos productos y plataformas. El futuro es prometedor y los retos a superar no son menores: duración de las baterías, seguridad y conectividad a larga distancia y con obstáculos físicos.
Vehículos autónomos y conducción asistida
Los coches son protagonistas destacados en las ferias tecnológicas y el MWC es un claro ejemplo.
El mundo de la Fórmula 1 es un exponente de la importancia de la tecnología. Lewis Hamilton, acompañado del jefe técnico de su equipo Mercedes, ha contado que, a pesar de ser el mejor piloto del mundo, no podría ganar si no tuviera la información que se extrae de los 18.000 sensores ubicados en su coche: datos como la temperatura de cada zona del neumático o del consumo en cada instante son fundamentales para poder ganar. Su coche alcanza un 45% de eficiencia energética, cifra muy superior a la eficiencia de los vehículos comerciales que solo aprovechan el 30% de la energía que consumen.
La electrónica y conectividad en los vehículos comerciales está creciendo a gran velocidad. El presidente de Ford Mark Fields ha contado que el 40% de los costes de sus coches tienen electrónica, porcentaje que se ha duplicado en 10 años.
Esos son los motivos racionales por los que el mundo del automóvil está presente en el MWC. Pero además los coches tienen un gran atractivo visual, son muy “sexys”, sobre todo en comparación con los “aburridos” equipos electrónicos de los operadores de telecomunicaciones y servicios de Internet. Ese atractivo es otra de las razones por la que los coches abunden en esta feria.
Realidad virtual y escenas en 360 grados
La gran apuesta de este año en la feria ha sido la realidad virtual. Referida a menudo como VR (por sus siglas en inglés) este término se usa para la representación de escenas con la inmersión del usuario en un entorno con imágenes y a veces movimientos o presiones, que se asemejan al mundo real. El dispositivo más popular para esa inmersión son las gafas o cascos de VR que proyectan en su interior fotografías, videos reales o escenas generadas por ordenador en 360 grados y cuyo ángulo de visión responde a los movimientos de la cabeza. También hay guantes que detectan los movimientos y los convierten en acciones en el entorno virtual.
En la feria la realidad virtual se ha usado en muchas demostraciones. Saltos de esquí, viaje en una montaña rusa, navegación en una nave espacial o en un submarino: todo reclamo capaz de atraer a los visitantes y transmitirles un concepto de un nuevo servicio es bueno para el marketing.
La realidad virtual tiene muchas aplicaciones y ya se usa, producida con medios profesionales, para los simuladores de entrenamiento de pilotos, videojuegos, visualización de arquitectura o infraestructuras antes de ser construidas, educación y cultura.
La noticia es que la realidad virtual de democratiza y se pone al alcance de los aficionados, tanto en su visualización (gafas VR) como en su capación: cámaras de 360 grados. Las escenas 360 van a cambian la forma en que se cuentan historias, se relatan noticias o se comparten memorias y vivencias. El ritmo de adopción se acelera.
Son muchos cambios los que se avecinan, la tecnología habilita nuevos canales de comunicación y son luego los humanos quienes descubren y desarrollan formas de usarla que a menudo sorprenden a todos. Querido lector, los cambios inquietan, pero abren oportunidades que bien aprovechadas acaban mejorando la comunicación. No lo dude, así ha sido a lo largo de la historia y así deseo que lo siga siendo.
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Artículo publicado en Las Provincias en domingo 28 febrero 2016

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