En los últimos meses detecto una creciente ilusión de mucha gente por hacer cosas, por emprender proyectos.
Me muevo en círculos innovadores y emprendedores en los que esta actitud es la habitual. Lo grato ahora es que esa sensación la percibo también entre empresarios y profesionales “tradicionales”.
Hay perturbaciones persistentes, es cierto, y entre ellas están las de los políticos de quienes muchos percibimos que lo único que les importa son sus batallas tratando de posicionarse para los próximos “exámenes” electorales. A mi parecer gran parte de ciudadanos, profesionales y empresarios, poco esperan de los políticos, más allá de tratar “que no interfieran mucho”.
Invito desde aquí a que nos aislemos de ese ruido y nos concentremos en lo positivo.
La ilusión es un sentimiento que mueve voluntades, que impulsa a superar dificultades. Es muy bueno que abunde.
También hay ilusión por tener un golpe de suerte, porque nos toque por ejemplo el Gordo de la lotería de Navidad, pero hoy no me refiero exactamente a esa ilusión.
Bases para la recuperación
Parece que esta vez es cierto, que la recesión se ha terminado y no es sólo esa recuperación que es intensamente voceada desde los altos estamentos, es algo real, algo que se percibe a pie de calle.
Los emprendedores se multiplican y están presentes en la vida social. Ya tenemos incluso programas de televisión en “prime time”. Tras “Código emprende” de TVE y “La incubadora” de Cuatro, ahora disfrutamos en TVE del programa “Tu oportunidad”, versión española del famoso Dragons’ Den, que es muy entretenido, instructivo y emocionante.
Es muy bueno que construyamos sobre bases como éstas, que se hable y practique la actividad emprendedora. Puede parecer que haya una cierta inflación de “emprendedores”, que se percibe una burbuja de incubadoras, de aceleradoras de “startups” y de empresas innovadoras llenas de promesas. Toda inflación da miedo, especialmente después de las experiencias de años pasados en algunos sectores, pero esta inflación no es intrínsecamente mala.
El riesgo está en aquellos que piensen que con la moda de los emprendedores y la tecnología se puede hacer un «negociete» rápido y “forrarse” sin esfuerzo.
Esto ya pasó a comienzos de los 2000, cuando hubo por ejemplo quien compró acciones de Terra cotizadas en el IBEX y que, cuando el valor se desinfló y perdió dinero, se convirtió en un enemigo de las inversiones en tecnología, o incluso en un escéptico de todo lo que fuera tecnológico.
Pero no se debe confundir la especulación que se provoca en cualquier sector cuando hay una burbuja, con el valor intrínseco del sector en cuestión: casos de especulación han sucedido siempre, desde 1600 en Holanda con la locura de los precios de los bulbos de tulipanes, o más cercano a nosotros con la carrera aeronáutica, con las punto.com y con el sector inmobiliario. La avaricia colectiva y la desinformación son malas bases para una economía sólida.
No me refiero hoy únicamente a lo bueno de emprender en proyectos tecnológicos, algo que por mi condición de ingeniero me es más afín. Me refiero sobre todo a emprender acompañado de tecnología, cosa que considero imprescindible.
Tenemos en España unas excelentes infraestructuras y una notable formación entre nuestros profesionales. Con estas bases se pueden hacer grandes cosas, corrigiendo las carencias existentes.
Tesón informado
Ya no estamos en los años 70 y 80 en los que nuestra ventaja estaba en la deslocalización de la industria europea, basada en una mano de obra cualificada y en una clase media estable. Las ganas y el tesón son necesarios, pero en este siglo es imprescindible que sea con un tesón inteligente y unas ganas informadas.
Ignorar la globalización y la realidad del mundo digital sería una apuesta segura que conduciría al fracaso.
No hay país en el mundo, incluidos por supuesto China y los “Next eleven” (países emergentes de alto crecimiento) que no apuesten fuerte por la innovación y los sectores de alto valor añadido.
El impulso hacia el emprendimiento debe acompañarse de armas imprescindibles: idiomas, visión y experiencia global, gestión de equipos, acceso a fuentes de financiación y capacidad de marketing.
Existen al alcance del emprendedor ilusionado herramientas a la medida de cada necesidad. Un buen elenco de estas herramientas se presentó hace unas semanas en el Día del Emprendedor de la Comunidad Valenciana.
Hay formación que está accesible de modo presencial en universidades y escuelas de negocio y formación on-line e interactiva de todo tipo de materias, con el aval de prestigiosas universidades y experimentados especialistas.
España ha alcanzado en pocos años un puesto de liderazgo europeo en el número de aceleradoras e incubadoras de empresas startups, según un estudio reciente publicado por Telefónica. Aunque quizá no tienen aún la pujanza y experiencia de las del Reino Unido, Francia o Alemania (y por supuesto de las de USA o Israel), las cifras y el crecimiento de este tipo de entes son un magnífico augurio. Hay además asesores, mentores y Business Angels, con diversas experiencias y capacidades. Un excelente compendio del ecosistema español de startups puede encontrarse en la web www.spainstartupmap.com creada por el consultor de modelos de negocio Javier Megías.
Perseverar, caer y levantarse
Esta semana LAS PROVINCIAS ha celebrado la tercer edición de Encuentros LP emprendedores, con diálogos entre empresarios de larga experiencia y otros más noveles. Ha sido un buen ejemplo del tono ilusionado al que me refiero.
Empresarios como José Remohí del IVI, José Manuel Sirvent de Turrones 1880 y Jorge Martínez “Aspar” nos dejaron frases como que los términos “empresario” y “consolidado” son antagónicos, que hay que adaptarse y reinventarse en cada momento. Inspiraron a los asistentes con sus ganas y su tesón, ejemplo de perseverancia informada.
Estas fechas navideñas son propicias a la reflexión sobre el nuevo año. Abogo desde estas líneas por aislarnos de la “bronca política” tan perturbadora y por concentrarnos en esa ilusión por emprender proyectos, en nuestras empresas y trabajos actuales o bien abriendo nuevas vías profesionales y empresariales.
Tendremos problemas, cometeremos errores, caeremos una y otra vez, pero es así como avanzaremos.
Los errores nos enseñan si sabemos aceptarlos y aprender de las causas, las caídas nos fortalecen cuando luchamos por levantarnos.
Le invito querido lector a que busque contenidos inspiradores en sus lecturas y en su ocio televisivo, por ejemplo con los programas mencionados más arriba. Frecuente entornos y personas enriquecedoras, contribuya al optimismo y a la ilusión. No desfallezca.
Y sobre todo disfrute de cada momento como si fuera el primero y el último de su existencia. Feliz Navidad y nuevo año 2014.
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Artículo publicado en Las Provincias el domingo 15 diciembre 2013