Turismofilia digital

Turismofilia digital

El verano, época turística por excelencia, va acercándose a su fin. Éste de 2017 está siendo un tanto especial. Hemos sufrido acontecimientos dramáticos y arrastraremos hasta el inicio del otoño polémicas muy serias que llenarán de noticias y comentarios los titulares de los medios de comunicación y las redes sociales.

Entre todas las noticias se ha entrecruzado un debate sobre el turismo en España: unos que si es beneficioso y otros que si es perjudicial, según sus efectos, y según también quien lo califique.

Todos (bueno, casi todos) somos turistas o viajeros en algún momento de nuestra vida.  Como protagonistas hemos experimentado en muy poco tiempo cómo la información disponible y la oferta de servicios se han multiplicado gracias al mundo digital, abriéndonos un sinfín de posibilidades en cuanto a destinos, precios, flexibilidad y tipos de experiencias.

Nos inspira el descubrir nuevos lugares o, simplemente, el descansar en sitios de ensueño. Nos gusta soñar, disfrutar de nuestro ocio viajando.

Hay algo en la condición humana que nos impulsa a viajar. Desde que nuestros ancestros comenzaron a caminar erguidos y la mente humana alcanzó su desarrollo, somos capaces de organizarnos en grupos complejos, más allá de la manada, y proponernos el hacer desplazamientos en los que nos visualizamos en acciones y situaciones: estamos dotados del poder de la abstracción.

Planificar y comparar

Esa maravillosa mente humana se ha visto aumentada en sus posibilidades gracias al mundo digital. La inspiración previa al viaje podemos ahora acompañarla con un recorrido virtual por el lugar de destino.

También podemos nutrirnos de las experiencias y vivencias compartidas en la red por otros viajeros y lugareños que nos ayudan complementando y valorando las informaciones de guías y folletos turísticos.

Comparamos, visualizamos y planificamos, anticipando en cierta medida el disfrute.

También podemos optar por viajar sin previo descubrimiento, reservándonos la sorpresa. Pero incluso en esos casos conviene planificar un plan alternativo y una previsión ante situaciones de emergencia, que nos permitirá viajar de forma despreocupada.

Reservar y viajar

Una vez ya hemos decidido nuestro destino, comparado opciones y visualizado la futura experiencia viajera, llega el momento de reservar.

Los comparadores, guías digitales, blogs y mapas interactivos ya nos han sugerido, seguramente, opciones hosteleras y de transporte especialmente “pensadas” para nosotros. Porque, como seguramente habrá experimentado, querido lector, a veces parece que las redes nos adivinan el pensamiento. O incluso nos han “inoculado” el deseo irrefrenable de alojarnos en determinado establecimiento o de visitar una específica atracción.

Si lo pensamos, en realidad esa inspiración ha ocurrido siempre: los relatos viajeros novelados, las revistas de viajes, los documentales, las agencias de viajes y los anuncios han ido haciendo su trabajo y nosotros, de buen grado, nos hemos dejado seducir.

Y ahora, la seducción es digital, insistente, penetrante incluso. Y, si está bien hecha, los deseos los asumiremos como propios.

Llega el momento de viajar: lo digital nos acompaña en las reservas y tarjetas de embarque que, cada vez más personas no llegamos ni tan siquiera a imprimir, las llevamos en el móvil.

Si dejamos que las redes conozcan nuestra posición geográfica y hemos dado permiso a algunas aplicaciones para tener acceso a esa geolocalización, pronto veremos cómo en nuestro móvil aparecen mensajes y avisos de interés. La utilización de los medios digitales en la oferta turística encuentra posiciones encontradas. Frente a los entusiastas del uso de las posibilidades actuales están los operadores tradicionales (agencias de viajes, hoteles, taxis) que se quejan en algunos casos de competencia desleal.

Cabe preguntarse si alguno de esos agentes está demasiado establecido (anquilosado) y no atienden adecuadamente a las necesidades de los viajeros.

Yo pienso que Uber y Cabify no están para destruir al taxi, y que Airbnb no se ha creado para matar a los hoteles, sino para para dar un servicio diferente y complementario a otros viajeros que no usarían quizá estos servicios tradicionales. Si se hace bien, pueden hasta conseguir un turismo más democrático, sostenible y complementario.

Los esquemas de comportamiento han variado, y los agentes tradicionales pueden adaptarse a responder a los deseos del cliente, algunos afortunadamente ya lo hacen. Las autoridades pueden encauzar la oferta para que se mantenga, en todo momento, la seguridad y sostenibilidad. No es fácil conseguir satisfacer a todos cuando los cambios son tan rápidos.

 Compartir y revivir experiencias

Mientras viajamos podemos no renunciar, si queremos, a nuestra vida digital. Podemos acceder a nuestras redes y servicios.

En este sentido, el viajero “digital” considera cada vez más imprescindible la existencia de Wifi de calidad en su alojamiento: se ha vuelto exigente y quiere soporte para el Netflix, HBO, Filmin, Amazon-Video, Movistar+, etc.,   (hace falta una banda bien ancha) y que la latencia (el “ping”) esté al gusto de los “gamers”

Así, los servicios hoteleros podrán ser calificados como buenos o malos por los usuarios si responden o no estas exigencias del usuario digital: ¡atención hoteleros que en esos “detalles” se marcha el cliente a la competencia!

La credibilidad de los destinos y los establecimientos se juega en el wasap de los usuarios actuales. Y en redes como Instagram, Tripadvisor, Facebook, Booking, Google-Places: las opiniones se entremezclan con las informaciones de interés viajero.

Ya tenemos “digitofilia” y “turismofilia” como usuarios. De nosotros depende, también, que esas filias crezcan de forma sostenible para territorios y poblaciones. Y también de nosotros depende, con el buen uso de los medios digitales, de no caer en la “digitofobia” y “turismofobia”.

El turismo es la principal “industria” de España. Somos buenos en turismo, seamos digitalmente aún mejores.

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Artículo publicado en Las Provincias el 27 de agosto de 2017

http://www.lasprovincias.es/comunitat/opinion/turismofilia-digital-20170827003202-ntvo.html